Sate: Sistema de Aislamiento Térmico Exterior

Un buen aislamiento térmico es vital para conseguir reducir el consumo de energía de las viviendas. Si está mal aislada, necesita más energía para mantener la temperatura interior y se enfría más rápidamente cuando desaparece la fuente de calor, lo que nos obliga a aumentar nuestro consumo. Para cubrir las necesidades de confort térmico y acústico, aparecieron en Suecia, en 1940 los SATE y se extendieron a Alemania y Suiza en los años 50 para rehabilitar su parque inmobiliario más envejecido.

En un clima mediterráneo como el nuestro, caracterizado por tener inviernos suaves y veranos calurosos, es muy importante aislar bien la cubierta, ya que recibe mucha radiación solar en verano. La clave está en tener un buen aislamiento térmico exterior en fachadas y cubiertas, y al mismo tiempo, asegurar que el edificio tenga un buen sistema de ventilación. De esta manera habrá mucho confort tanto en invierno como en verano y el consumo de energía será muy bajo.

Actualmente los aislamientos térmicos juegan un papel cada vez más destacado en la diminución de emisiones CO2 además del ahorro económico que supone adecuar las fachadas a las exigencias de la envolvente térmica.

Existen muchos tipos de aislamientos térmicos exteriores, pero en esta ocasión os vamos a hablar del que usamos habitualmente en nuestros proyectos y que nos parece muy apropiado por sus características organolépticas: es el SATE de CORCHO.

La función natural del corcho es proteger las partes vivas del árbol que lo genera.

El aglomerado de corcho expandido, corcho negro, es un material 100% natural que se obtiene de la corteza de los árboles y se le somete a un proceso térmico de tostado. Esta operación comporta la fusión de la suberina, un biopolímero presente en la estructura celular del corcho que actúa como aglutinante y permite la conformación del material en placas de forma totalmente natural sin necesidad de ningún aditivo químico. Este proceso incrementa las prestaciones aislantes del corcho, aumenta de volumen y mejora las características térmicas y acústicas del mismo.

Las placas de aglomerado de corcho se colocan en la cara exterior del edificio, como una segunda piel, mediante adhesivo y/o fijación mecánica y posteriormente se protege con un revestimiento exterior. Proporciona un acabado sencillo y moderno a la par que económico.

Os explico a continuación las principales características de este material que nos proporciona la naturaleza en su implementación en las viviendas. Sus resultados son excepcionales.

CONFORTABLE:

Excelente aislamiento térmico: presenta una resistencia al paso del calor 30 veces superior a la del hormigón.

Excelente aislante acústico: su estructura celular actúa como amortiguación  de la transmisión de ondas sonoras, reducción de ruidos aéreos y percusión.

Excelente aislante contra vibraciones: absorben las ondas de choque sin trasladarlas a la estructura de la vivienda gracias a su estructura celular que le confiere gran elasticidad.

Regulador climático sin efectos de condensación: aísla y permite la transpiración, con lo que se evita la condensación, las humedades, el moho y las bacterias.

Ahorro en el consumo energético: según su orientación, zona climática y grado de aislamiento se puede llegar hasta el 40% de ahorro de los costes energéticos.

No acumula electricidad estática, evitando el riesgo de chispazos, migrañas u otras dolencias provocadas por los campos magnéticos generados por los equipos eléctricos y electrónicos de una vivienda.

Coeficiente térmico estable: mantiene sus propiedades aislantes constantes durante todo su ciclo de vida.

ECOLÓGICO:

100% natural: la conformación del material en placas se realiza mediante un proceso de tostado totalmente natural sin necesidad de ningún aditivo químico.

Reciclable y reutilizable: se pueden reutilizar independientemente de los años pasados desde su fabricación e instalación en obras.

Producción sostenible: existen más de 2 millones de hectáreas destinadas al cultivo del alcornoque con una producción anual de 340.000 toneladas, de las cuales Portugal produce el 50%. Durante el proceso de extracción no se tala el árbol, lo que permite su regeneración y sucesivas podas.

DURADERO:

Inatacable por insectos y microorganismos ya que presenta solo un 6% de agua y tiene un 45% de suberina. Esta combinación hace imposible la proliferación de microorganismos, lo que le confiere una durabilidad ilimitada.

Putrescibilidad nula: debido a su bajo contenido en agua es inatacable por larvas de insectos, hongos o microorganismos, resultando completamente imputrescible.

Totalmente resistente a la intemperie: su función original es la de proteger al árbol frente al fuego y esta estructura celular, adaptada a los cambios climáticos, le confieren una total resistencia a la intemperie.

Longevidad ilimitada: las placas están garantizadas de por vida.

RESISTENTE:

Alta resistencia mecánica gracias a la disposición radial de las células sin perder ligereza ni elasticidad.

Gran resistencia a la compresión: recupera su volumen inicial tras sufrir una deformación y evita que se extienda a otras zonas. Amortigua los impactos.

No sufre variaciones dimensionales con los años: gracias a su capacidad de resistencia a las variaciones atmosféricas y a su imputrescibilidad.

No pierde sus propiedades: las mantiene constantes a lo largo de su ciclo de vida. Pruebas realizadas en reutilizaciones de corcho fabricado hace 70 años dan valores de conductividad térmica, compresión o absorción de agua iguales que los obtenidos en producciones actuales.

SEGURO:

No libera gases tóxicos: En el caso de combustión el humo producido no libera cloro ni cianuro, ni ningún compuesto tóxico para el ser humano ni corrosivo para las estructuras de la edificación.

No conduce la electricidad, ya que carece de elementos metálicos o minerales en su estructura.

Resistente a la acción de hidrocarburos, ácidos y aceites.

No propagador de la llama: es difícilmente combustible y es auto extinguible.